Este fin de semana nos hemos permitido el lujo de probar la experiencia con el peque en un SPA, en realidad fue pura casualidad, estas NAVIDADES les regalé a mis padres una noche en un hotel + un día en el SPA del hotel, como coincidió que mi padre se puso malito pues aprovechamos para ir nosotros. Después de valorar pros y contras finalmente decidimos viajar en TREN, ya os contaré la experiencia en otro post, por desgracia también tuvimos que recurrir al BUS para llegar hasta el hotel, menos mal que fue un trayecto relativamente corto.
El hotel está situado en Sansenxo, y he de decir que superó todas nuestras expectativas con creces. Aunque por allí no hay absolutamente nada para poder visitar, solo campo,más campo y un montón de hoteles no necesitábamos más. El hotel tenía de todo. La habitación era impresionante, se dividía en dos "compartimentos", el saloncito, donde estaba el sofá, la tele más grande y una mesita, este daba al exterior, tenía un balconcito muy cuco desde el cual podíamos ver las piscinas. Arriba estaba la habitación con los armarios, la cama, el baño, y menudo baño, tenía ducha y retrete independientes, además de lavabo doble y bañera con chorros. Con la tarjeta de bienvenida nos dejaron conguitos y gominolas, un detalle muy original.
Para quedarnos solo un día llevábamos un SEÑOR MALETÓN, hay que ver lo que se incrementa el equipaje cuando viajamos con niños, en realidad casi toda la maleta la ocupamos con cosas de CURRUNCHI (este es el nuevo mote de nuestro renacuajo, y es que se lo ganó a pulso. Lleva una temporada escondiéndose por todos los rincones como una lagartija. Curruncho en gallego es algo así como rincón, y currunchi es a modo cariñoso JAJA), nosotros solo llevábamos un pijama, un bañador y una muda limpia, pero a nuestro retoño no le bastaba con eso, el tenía que irse de chulapo y llevar el que más! Entre otros individuos invasores de mi maleta destacan:
- Su toalla especial para la piscina
- Sus pañales para la piscina
- Su bañador, a falta de uno dos, uno de cuerpos entero y otro de pierna
- Sus productos de baño + Su patito preferido + Su esponja chachi guay del paraguay
- Sus chanclas, aunque estas podíamos haberlas dejado en casita durmiendo la mona, total las perdía por el camino, o más bien hacía el por perderlas, no es listo ni na!
- Su pijama, aunque he de decir que allí hacía un calor de miedo, de hecho le costó un montonazo dormirse y no le hizo falta el pijama
- Unos cuantos bodys por si había fugas o algo por el estilo
- Ropita para el día siguiente
- Pañales y más pañales
- La comida, merienda y cena, con sus respectivas cucharas
- Botellas de agua por un tubo, y menos mal que íbamos bien servidos, porque allí podíamos deshidratarnos JAJA
- Su lote de cremas, para el cuidado diario de su piel
- Que no falten las toallitas
- Baberos, este neno é un porquiño
- Y algún que otro juguete para entretenerlo en el viaje
A las cinco de la tarde bajamos al SPA, fuimos directos a la zona de niños, para acceder a la de adultos teníamos que turnarnos, el bebe nos podía salir de su zona. Pero bueno lo tenían muy bien montado, yo a penas eché de menos la zona de adultos. Disfrutamos muchísimo jugando con el peque, y el también lo disfrutó mucho, conoció a dos niños, una niña y un niño, pues con la niña debió de ser amor a primera vista porque se dieron un beso en la boca así sin venir a cuento ni nada, NO EMPIECES TAN PRONTO HIJO!!
Estuvimos en el SPA desde las 17:00h hasta las 19:00h, es decir, hasta que nuestra pequeña cabra loca pidió papas. Menuda siesta que se echó, hasta las 23:00h y porque lo despertamos para cenar y acostarlo de nuevo. Pero nos salió el tiro por la culata, después de la serenata gratuita que les dio al personal del hotel y a los pobres huéspedes que miraban asombrados por tal capacidad de pulmón, mi bicho decidió seguir la fiesta por su parte y tenernos en pie hasta las 5 de la mañana. Claro, después a las 8 no había quien lo levantara para desayunar. El desayuno fue sublime, y el pequeño lo quería todo, tomó chocolate con bizcocho, un poquito de fruta, y jamón cocido. Por la mañana volvimos al SPA una horita, se estaba genial, no había ni un alma, se respiraba tranquilidad.A las 12:00h tocaba recoger todo y dejar el hotel, La verdad que me dio penita, Mucha penita, Pero volveremos, no se cuando pero volveremos. En verano debe de ser una pasada, las piscinas exteriores deben de ser lo más. Mateo durmió durante todo el viaje en tren, lo que fue de agradecer porque así nosotros pudimos descansar un poquito también.
La piscina de los peques estaba casi mejor que la de los mayores, la única pega que le encontré para los papás que a la vez es una ventaja para los más pequeños es la profundidad, Mateo hacía pie en toda la piscina, imaginaros mis rodillas, quedaron allí pegadas al suelo. Había distintas profundidades, nosotros nos quedamos por la que le cubría al peque hasta la cintura que por la que se podía mover mejor el solito de nuestra mano. En la zona un poco más profundo había unas cascadas y más arriba estaba el jacuzzy para los papás y niños un poco más mayores. Una de las dudas que tenía era si comprarle o no un flotador al peque porque yo me imaginaba una piscina como a la que vamos los fines de semana a nadar, finalmente no se lo compré, y menos mal porque no hacía falta para nada. Para los más peques había toboganes de agua de diferentes alturas y muñecos disparadores de agua.
En este viaje express hicimos un descubrimiento con los potitos de hipp biológico de verduritas con ternera, es lo comió esos dos días y le encantó. No comía devoraba, y la verdad es que yo también los probé y oye normal que le gustaran JAJA
Y esa fue nuestra pequeña experiencia con el peque en el SPA.